Santiago de Compostela está abarrotada de gente, pero los peregrinos hacen de la ciudad histórica un destino popular para los turistas.
Como resultado, el número de visitantes ha aumentado, ejerciendo una presión sin precedentes sobre la infraestructura y creando nuevas relaciones, en ocasiones tensas, entre la población local y la industria turística.
Con la creciente popularidad del Camino de Santiago, Santiago de Compostela ha caído en la categoría de sobreturismo. Este fenómeno, caracterizado por un volumen de visitantes que supera la capacidad de absorción de un destino, se manifiesta actualmente en sistemas ambientales, sociales y culturales sometidos a tensión. La Agencia de Turismo de Santiago de Compostela ha revelado la creciente disparidad en la oferta de bienes y servicios locales, que ha comenzado a registrar el crecimiento anual del tráfico de peregrinos y visitantes en general, la creciente presión sobre el mercado de alquiler de viviendas y el constante deterioro de los espacios públicos que conforman el tejido social de la ciudad.
Antaño un popular punto de encuentro tanto para residentes como para turistas, el centro histórico de Santiago de Compostela se ha convertido recientemente en una economía puramente turística. Las vibrantes plazas y los sinuosos callejones que rodean la Catedral de Santiago, que durante siglos sirvieron como actividades cotidianas esenciales y centros de atención para los hogares locales, hoy están abarrotados de turistas cada vez más. Panaderías, pequeñas farmacias y boticas —establecimientos originales que antiguamente prosperaban allí— están dando paso a tiendas de regalos y quioscos con visitas guiadas. Como resultado, los habitantes de larga data se vuelven más alertas e inquietos, sintiendo que su territorio natal se está convirtiendo en una zona exclusivamente turística, y esta pérdida siempre hace que los patrones repetitivos que caracterizan la vida urbana pierdan interés.
Si bien el problema del turismo excesivo en Santiago es común en las capitales y ciudades europeas, índices respetados destacan los ejemplos de la ciudad como especialmente representativos. La combinación de la continua importancia religiosa de la peregrinación y la expansión de sus tradiciones, coronadas por la carrera diaria hacia Compostela, ha intensificado las demandas ya existentes en las ciudades españolas.

